miércoles, 23 de noviembre de 2016

Segovia contra Segovia


Javier Monjas relata en su nuevo libro un episodio hasta ahora desconocido, el motín de la ciudad en 1855, cuando el Congreso eligió a Ávila como estación intermedia del ferrocarril del Norte





El Adelantado 24/11/2016
A las diez de la noche del 10 de noviembre de 1855, una multitud comienza a gritar frente al cuartel de la Milicia Nacional de Segovia, situado en la actual plaza de Los Huertos. El motivo de aquella algarada debe situarse unos días antes, el 6 de noviembre, cuando el Congreso de los Diputados decide que la prevista línea férrea del Norte pase por Ávila y no por Segovia.

El periodista y escritor Javier Monjas Blasco ha relatado ahora este episodio, nunca antes contado, en su nuevo libro, ‘Segovia contra Segovia’, donde escribe de la que considera “la peor crisis vivida por la ciudad desde las revueltas comuneras” del siglo XVI.

Cuando la ciudad conoció la decisión del Congreso de los Diputados “enloqueció”, en primer lugar contra los hombres que habían tolerado tan apocalíptico fracaso. En medio del tumulto, una voz se levanta exigiendo “dos tiros” para el primer comandante de la Milicia Nacional y diputado a Cortes Valentín Gil Vírseda, quien se ve forzado a firmar el abandono de su escaño. La ira contra Gil Vírseda era debida, fundamentalmente, a que éste no había asistido en el Congreso al debate sobre tan vital asunto para Segovia.

Pero la indignación no se centró únicamente en Gil Vírseda. También estaba en la diana el gobernador civil, Ceferino de la Avecilla, natural de Salamanca, una provincia que desde siempre había defendido la ‘opción Ávila’, por ser más beneficiosa para sus intereses. La turba pidió la dimisión del “traidor” De la Avecilla, y éste acabó siendo cesado en las pocas semanas.

La tensión llegó a ser máxima. En una dramática comunicación al Congreso, el Ayuntamiento de Segovia se muestra “preocupado” por lo sucedido, asegurado que el Ejército estaba “sobre las armas”, pero que era “insuficiente” para reprimir la revuelta sin “enrojecer las calles” con “los tiros de la metralla”.

Durante unas semanas, en Segovia hubo “una lucha de todos contra todos”, aunque la sangre no acabó llegando al río. Y, por extraño que pueda parecer, nunca jamás llegaron a entrar aquellos acontecimientos en los libros de historia, ni en los artículos de expertos, ni en los ensayos académicos.

“El episodio resultó tan traumático que fue inmediatamente enmudecido, y así fueron olvidadas aquellas sombrías ocho semanas en que Segovia se había revuelto contra Segovia”, dice Monjas, quien en una de sus visitas a los archivos se encontró esta “fascinante realidad oculta”, de la que ha estado “tirando del hilo” durante casi año y medio.

Monjas quiere advertir que aquellos sucesos coinciden en el tiempo con la decisión de desmantelar la Casa de la Moneda. “En una ‘Semana Trágica’, Segovia perdió el símbolo de su pasado industrial, la Ceca, y la esperanza de su desarrollo, el ferrocarril”, concluye.

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