jueves, 8 de septiembre de 2016

El desastre de 1599 en Segovia

Francisco Javier Mosácula ha escrito un libro sobre la peste de ese año en la ciudad


Cuando se habla de un “desastre” en la historia de España resulta obligado apuntar al de1898, derivado de la guerra con Estados Unidos. Pero si se trata de citar un desastre local, ceñido a la ciudad de Segovia, pocos historiadores dudarán en señalar al de 1599, el año de la peste bubónica.
“Fue el principio del fin de la época de esplendor de Segovia”, sostiene el historiador Francisco Javier Mosácula, quien revela que en “seis meses terribles”, la ciudad perdió a cerca del 20% de su población. Declarado el primer caso el 26 de abril, la epidemia campó a sus anchas hasta mediados de octubre, cuando empezó a remitir coincidiendo con la llegada de las temperaturas otoñales. Y aunque luego Segovia pareció recuperarse con rapidez, ya nada sería igual, y la ciudad, por diversas causas, entraría a partir de entonces en una larga decadencia.
Mosácula, que hoy presenta su último libro, titulado precisamente ‘La peste de 1599 en Segovia’, recuerda ahora que la enfermedad se propagaba por la picadura de la llamada ‘pulga de la rata negra’, sin que la población imaginara cuál era su origen. Eso sí, existía entre los segovianos letrados la intuición de que la peste estaba de alguna manera vinculada a la miseria, al hambre y a la suciedad. Pero la mayor parte del pueblo daba por hecho que se trataba de un castigo de Dios por los pecados cometidos; “otros —agrega Mosácula— defendían que la peste se debía a una mala conjunción astral, entre Júpiter, Saturno y la Luna”.
Como suele ocurrir en los momentos difíciles, la peste de 1599 sacó a relucir lo mejor y lo peor de la naturaleza humana. “Hubo comportamientos heroicos y otros deleznables”, relata Mosácula, quien asegura que con el miedo a la enfermedad, proliferaron los pecados capitales, pues “se extendió la idea de que, ya que la muerte estaba cerca, había que disfrutar”.
El Ayuntamiento de Segovia debió realizar “un importantísimo esfuerzo económico”, que Mosácula estima en cerca de 110.000 ducados. Por recomendación de la máxima autoridad sanitaria de la época, el doctor Luis de Mercado, se construyó una valla para aislar la ciudad. Además, “hubo que abrir hospitales, hacer camas y dar ropa a los enfermos, pues la que tenían se quemaba”. Sin embargo, tales operaciones no sirvieron para nada, pues la enfermedad continuaba causando bajas. Solo el paulatino descenso de la temperatura doblegó a la ‘pulga de la rata negra’.
Mosácula sostiene que las consecuencias psicológicas para los segovianos “fueron extraordinarias”. Las económicas, también. Antes de la llegada de la peste de 1599, Segovia era, según recuerda el historiador, “la primera ciudad industrial de España, comparable a las principales de Europa, como Florencia, Brujas o Amberes”. Luego, el amanecer del siglo XVII liberó a la ciudad de la enfermedad, pero con un alto precio, el de ir, como dice Mosácula, “de capa caída”.

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